Zebedeo García Cárdenas
Mejor conocido en el mundo de las pasarelas como Mitzy el Diseñador de las estrellas tiene algo todavía más importante que se ha convertido en su nueva razón de vivir y me refiero al encuentro personal que tuvo con Jesucristo.
Cuando me trasladé de mi estado Michoacán a México, DF, cerca de donde yo vivía existía un teatro donde se presentaban espectáculos con la participación de diferentes vedettes, tuve la oportunidad de conocer a algunas de ellas y sentí el deseo de asesorarlas en algunos aspectos de su vestuario. Sin tener ninguna experiencia, ahora puedo entender que era un talento nato de Dios, y así comencé a desarrollarlo y perfeccionarlo cada vez más
En realidad no nací con una desviación sexual, lo que ocurrió fue que cuando llegué a la capital de México, siendo un niño tímido, inseguro y miedoso, tuve que vivir en las calles, pero con el sueño de un futuro mejor para mí y mi familia, fue así como conocí a un señor que me ofreció hacer todo esto realidad, sin yo darme cuenta que estaba frente a un depravado sexual, quien me llevó a vivir a su casa y a los pocos días comenzó a abusar de mí, física, mental y sexualmente hasta llegar al grado de maquillarme, vestirme como mujer y presentarme a un grupo perteneciente a la comunidad gay.
Cuando me vi al espejo y descubrí cómo me había transformado y que ya no era yo, más bien lucía como una prostituta, lloré desconsoladamente y el rostro de mi madre venía a mi mente y pensaba que si ella me viera así se avergonzaría de mí. En varias ocasiones traté de alejarme de él, pero sus amenazas de matarme y causarle grandes daños a mi familia detenía mi fuga
A la edad de 18 años y cansado de soportar tanta humillación, con mucho odio y ganas de venganza por primera vez lo confronté y lo amenacé de muerte. A los pocos días él fue arrestado por la policía al descubrírsele que no solamente era un maniático sexual sino también que estaba involucrado en diferentes cosas ilícitas, lo que lo llevó directo a la cárcel y logré mi libertad, pero para ese entonces, ya me había convertido en un homosexual. La verdad, no, fingía serlo, trataba de ocultar mi tristeza refugiándome en el alcohol, las drogas y mis relaciones amorosas ilegales. Recuerdo que en una ocasión antes de cumplir mis 18 años quise quitarme la vida, tenía todo preparado y cuestionaba a Dios que sí esa era la vida que a mí me tocaba vivir prefería morir, ya que hasta ese instante nunca había conocido lo que significaba verdaderamente la felicidad. Cuando estuve a punto de cortarme las venas, una vez más el rostro de mi madre lleno de dolor al enterarse de mi suicidio vino a mi mente, eso me hizo desechar mi intento de suicidio.
Un día llegó Thalía a mi boutique para que le diseñara unas nuevas prendas para su vestuario y me compartió que se había convertido al cristianismo, y como tenemos una amistad de hace años, yo le pregunté si se había vuelto loca. Ella continuó diciéndome que todas las imágenes religiosas que yo tenía en mi negocio no pertenecían a Dios, al principio me molesté un poco, pero cuando ella se fue, sus palabras comenzaron a resonar en mi mente y en mi corazón y un día dije: “es cierto, son de barro”, y poco a poco las fui quitando.
A los pocos meses mi querida amiga Thalía volvió a visitarme para extenderme una invitación a su cumpleaños y me dijo que no me miraba muy bien, para ese entonces además del alcohol y las drogas ya había comenzado a consumir crack, pero debido al cariño que siento por ella acepté la invitación. Cuando me presenté a esa reunión privada todavía no habían llegado los invitados, sólo se encontraba su hermana Federica, quien la verdad no me caía muy bien, de todos modos la saludé y lo primero que sentí preguntarle fue: “Oye, ¿así que tú eres cristiana?”; “Sí, ¿por qué?”, me contestó; entonces le dije: “me gustaría que alguien me hablara de Cristo” y ella me dijo: “Este no es el momento ni el lugar, si realmente estás interesado, llámame”. A los pocos días lo hice, nos reunimos y ella me comenzó a compartir la Palabra de Dios, a partir de ese instante algo diferente comenzó a suceder en mi vida empezamos a reunirnos más seguido ya que en mí entró un gran deseo de alimentarme espiritualmente.
En una ocasión ella me preguntó: “¿Cómo te llamas”, yo le dije: “Mitzy”, ella me respondió: “Ya lo sé, te estoy preguntando por tu verdadero nombre”, le dije: “Zebedeo”, ella me dijo: “Sabes que tu nombre está en la Biblia y significa ‘regalo de Dios’?” Esto me impactó tremendamente, abrí mi corazón a Cristo, lo recibí como Salvador de mi vida y el espíritu inmundo que había en mí se alejó para siempre. El 20 de diciembre del año 1999 me bauticé y nunca más volví a ser el mismo. Se hizo realidad lo que dice la Biblia en Juan 8:38 “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libre”, esa verdad me libró del homosexualismo, las drogas y el alcoholismo, ahora soy una nueva criatura en Jesucristo.