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Ana Bertha Ramirez

Soy la hermana Ana Bertha Ramírez de la Congregación de Los Angeles, California, comparto con ustedes lo que viví en Cuba y Colombia.

Llegando a Cuba olvide mi teléfono en el avión, hice todo lo posible para encontrarlo, pero cuando salgo del aeropuerto y nuestro hermano Eriel me dice: “Hay hermanita ya va estar triste porque perdió su celular”, rápidamente le contesto que “nooo, que nada me robaría mi gozo de estar allá”. Y seguí mi día, la verdad hermanos le di gracias al Señor y me olvide. Ya por la noche Dios me mostraba que mi teléfono era una distracción para mi y él quería toda mi atención. Al día siguiente me llamaron que había aparecido, sé que fue el Señor tratando con mi corazón.

La verdad les comparto que el Señor me mostraba que tenía que volver a mi primer amor, que viera como esos bebes se gozaban y vivían día a día agradecidos y que así había estado cuando me escogió pero hubo un momento en que me había descuidado. Así que ese viaje me permitió volverme a mi Padre, entre hermanos estuvimos todos unánimes, en gran gozo y alegría, a través de cada testimonio de mis hermanos nos pudimos conocer más, éramos muchos y la comida rendía para todos y quedaba.

El ver el amor en mis hermanos, el estar en el parque oyendo la Palabra, cada una de las actividades que realizamos juntos no había distinciones éramos uno en el Señor y El mismo presente con nosotros, la verdad una Intimidad hermosa con Dios.

Definitivamente que el Señor transformo mi corazón con Su Palabra y sobre todo con Su Amor y Misericordia. Una gran bendición.

En Colombia:

En el evangelismo del sábado desde que salimos a las calles temprano iba pidiéndole al Espíritu Santo que pusiera Su Palabras en mi boca y que solamente El conocía la aflicción de esas almas, la verdad hermanos fue hermoso como fluía y ver la invitación diferente para las personas de acuerdo a su necesidad. El evento sólo fue la culminación de la obra que Dios ya había empezado y su  presencia era más palpable, el Espíritu Santo fluía, sentí su presencia como nunca.

También, El Señor me mostraba que éramos  un  ejército y que simplemente estábamos  como un gran escuadrón listo para la batalla. Cada uno haciendo su función y estando en una misma unidad, un mismo Espíritu una Iglesia marchando a la victoria.

Su bondad y el amor con que nos habló en su Palabra que fuimos escogidos  y redimidos por El y que nosotros no hicimos  nada simplemente obedecer al llamamiento para gloria suya.

Todo fue el cumplimiento de su voluntad a través de su Palabra en lo que estábamos viviendo.

En el evento de Acción de Gracias ya no éramos un ejército ahí fuimos sus hijos presentes delante de nuestro Padre, presentes en gratitud, alabándole con todo nuestro corazón y gozosos delante de Él habitando los hermanos juntos en armonía y reconociendo que fuera de Él nada podemos hacer.

A ti Padre sea  la Gloria, la Honra y la alabanza. Amen.

Que el Señor les guarde hermanos y que nuestro Padre sea glorificado a través de nuestras vidas. Bendiciones.

Isaias 51:11. Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.

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